miércoles, 29 de octubre de 2008

Escenas circenses (por pasos)

Somos un nudo de venas, de caminos cruzados;
de deseos, tal vez, mal formulados.


Paso 1

«Permite que te invite
a la despedida»,
que te haga ver la escena
circense
desde el último palco,
allí arriba.

Ya empieza a entrar la gente:
niños corneta,
mujeres bola,
bigotes con zapatos impolutos de fiesta
y la última abuela, agotada de
cuestas y festines de maleta.

¡Siéntense, señores!
Prepárense para lo mejor.

Por fin llegó a esta tierra de remolinos y perros cojos
el gran circo que nació circo y morirá en aplausos
[tristes.
La mujer barbuda hija de mujer barbuda nieta de
[mujer barbuda.

Paso 2

¡Señoras y señores,
niños y marionetas!
¡Con vosotros
—con nosotros—
el equilibrista equino,
el hombre elefante,
la mujer calva!

¡Con vosotros
—con nosotros—
la bailarina esquiva
y el león doméstico!

Yo miro arriba, al último palco;
pareces ensimismado, neutro, imaginando
el león alfabetizado.

¡Con vosotros
—con nosotros—
el hombre fuego,
el corazón que da vueltas,
el centrifugado de almas de batalla!

Y nosotros miramos,
tú arriba,
yo abajo,
lo rápido que giran todos en el centrifugado,
la música dolorida,
el trampolín sin rejilla,
el ronroneo curvado
del espectador.

Las marionetas que aplauden llenitas de ansiedad,
los vestidos ajados de emperadores muertos,
la pintura blanca del mimo,
la gran cagada del elefante asustado.

El presentador,
frac encendido sin cuello,
junta las manos, encogido,
perlado de sudor.

Tú y yo sorprendidos—nosotros—:
esta fiesta con hilos nos provoca
un resquicio
de respeto;
un dolor que baila de puntillas
con guantes blancos y luces de camerino.

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